Me senté frente a una cámara de televisión a los 20 años de edad, hace exactamente 22 años.
Recuerdo con mucha emoción cuando la profesora
Dorita de Reyna, en aquel entonces la directora de noticias de Telemetro
Reporta, me dijo: "empiezas
mañana mismo". Ella estaba apenada e impresionada, porque esperé
más de cuatro horas sentada en la recepción para ser atendida. Mi cita
coincidió con una cobertura importante, una de esas noticias de última hora. Su
secretaria me preguntó si quería volver otro día, pero yo preferí esperar y
valió la pena.
Empecé como practicante. Fueron tres meses sin
salario, cumpliendo un horario de lunes a viernes, de dos de la tarde a ocho de
la noche y fines de semana rotativos. Mi consejero fue José Escobar, cuyo apodo
“el profe”, sí que le hace justicia. Él tuvo mucha paciencia conmigo y me
explicó cada una de las partes del proceso de producción de un noticiero.
Me asignaban la cobertura de noticias sobre
problemas comunitarios, accidentes de tránsito, incendios y uno que otro
operativo de la policía. Redactaba las noticias en una máquina de escribir con
un teclado durísimo. A veces me pedían que ayudara a organizar las hojas del
guión y entregar una copia del rundown
al director de cámaras, a la productora, al operador del teleprompter y a los presentadores. Era un ritual que disfrutaba
mucho, era el momento en el que podía observar a Jenia Nenzen y a Juan
Francisco Galdames (q.p.d.e.) en acción.
Decidieron contratarme como reportera en junio de
1994. Como dos meses después, me informaron sobre una audición para escoger a
la nueva presentadora del noticiero nocturno. Finalmente se presentaba la oportunidad de conquistar mi sueño de
leer noticias en televisión, así que acepté concursar.
Para lograr un look más profesional, tuve que
pedir ropa prestada a mis amigas Laura y Chiqui. No quería molestar a mis
padres, ellos estaban haciendo un gran esfuerzo para pagar mis estudios
universitarios. Además, quería ser independiente, y simplemente debía resolver.
Por suerte, la televisora obsequió a las aspirantes, un certificado de peinado y
maquillaje, lo cual nos ahorraba ese importante gasto.
Al casting asistimos
diez jovencitas sin experiencia. La tarea de escoger a la futura presentadora,
estuvo en manos de Lorena Castillo, hoy Primera Dama de la República. Curiosamente,
el día de la selección, el cassette con
mi prueba estuvo desaparecido, pero milagrosamente apareció. Me enteré de lo
sucedido, después de que Lorena me felicitara y anunciara que iba a entrenarme
para ser la presentadora del noticiero nocturno junto a José Escobar.
Me lanzaron en septiembre y en noviembre me subieron al noticiero matutino junto al periodista Atenógenes Rodríguez. Presenté ese noticiero durante 7 años aproximadamente. Una de las épocas más maravillosas de mi carrera profesional.
Me lanzaron en septiembre y en noviembre me subieron al noticiero matutino junto al periodista Atenógenes Rodríguez. Presenté ese noticiero durante 7 años aproximadamente. Una de las épocas más maravillosas de mi carrera profesional.
Quizás algunos se pregunten cómo conseguí la cita
que me permitió la entrada en el mundo de la televisión. Pues bien, fue gracias
al ex presentador de noticias y productor, Octavio Cogley. Me lo encontré en
uno de los pasillos de la Universidad Santa María La Antigua. Lo saludé y le dije: “señor Octavio, soy Judy Meana. Tengo que hacer mi práctica profesional
en un medio de comunicación. ¿Usted cree que pueda entrar en Telemetro aunque sea
para barrer?” Mi expresión le causó tanta risa, que me dijo: “le diré a la directora de noticias que te
reciba y te entreviste.” Fue así como empezó toda esta historia.
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