domingo, 26 de junio de 2016

Los sueños hay que trabajarlos




Me senté frente a una cámara de televisión a los 20 años de edad, hace exactamente 22 años.

Recuerdo con mucha emoción cuando la profesora Dorita de Reyna, en aquel entonces la directora de noticias de Telemetro Reporta, me dijo: "empiezas mañana mismo".  Ella estaba apenada e impresionada, porque esperé más de cuatro horas sentada en la recepción para ser atendida. Mi cita coincidió con una cobertura importante, una de esas noticias de última hora. Su secretaria me preguntó si quería volver otro día, pero yo preferí esperar y valió la pena.



Empecé como practicante. Fueron tres meses sin salario, cumpliendo un horario de lunes a viernes, de dos de la tarde a ocho de la noche y fines de semana rotativos. Mi consejero fue José Escobar, cuyo apodo “el profe”, sí que le hace justicia. Él tuvo mucha paciencia conmigo y me explicó cada una de las partes del proceso de producción de un noticiero.

Me asignaban la cobertura de noticias sobre problemas comunitarios, accidentes de tránsito, incendios y uno que otro operativo de la policía. Redactaba las noticias en una máquina de escribir con un teclado durísimo. A veces me pedían que ayudara a organizar las hojas del guión y entregar una copia del rundown al director de cámaras, a la productora, al operador del teleprompter y a los presentadores. Era un ritual que disfrutaba mucho, era el momento en el que podía observar a Jenia Nenzen y a Juan Francisco Galdames (q.p.d.e.) en acción.

Decidieron contratarme como reportera en junio de 1994. Como dos meses después, me informaron sobre una audición para escoger a la nueva presentadora del noticiero nocturno. Finalmente se presentaba la oportunidad de conquistar mi sueño de leer noticias en televisión, así que acepté concursar.

Para lograr un look más profesional, tuve que pedir ropa prestada a mis amigas Laura y Chiqui. No quería molestar a mis padres, ellos estaban haciendo un gran esfuerzo para pagar mis estudios universitarios. Además, quería ser independiente, y simplemente debía resolver. Por suerte, la televisora obsequió a las aspirantes, un certificado de peinado y maquillaje, lo cual nos ahorraba ese importante gasto.

Al casting asistimos diez jovencitas sin experiencia. La tarea de escoger a la futura presentadora, estuvo en manos de Lorena Castillo, hoy Primera Dama de la República. Curiosamente, el día de la selección, el cassette con mi prueba estuvo desaparecido, pero milagrosamente apareció. Me enteré de lo sucedido, después de que Lorena me felicitara y anunciara que iba a entrenarme para ser la presentadora del noticiero nocturno junto a José Escobar.

Me lanzaron en septiembre y en noviembre me subieron al noticiero matutino junto al periodista Atenógenes Rodríguez. Presenté ese noticiero durante 7 años aproximadamente. Una de las épocas más maravillosas de mi carrera profesional.

Quizás algunos se pregunten cómo conseguí la cita que me permitió la entrada en el mundo de la televisión. Pues bien, fue gracias al ex presentador de noticias y productor, Octavio Cogley. Me lo encontré en uno de los pasillos de la Universidad Santa María La Antigua. Lo saludé y le dije: “señor Octavio, soy Judy Meana. Tengo que hacer mi práctica profesional en un medio de comunicación. ¿Usted cree que pueda entrar en Telemetro aunque sea para barrer?” Mi expresión le causó tanta risa, que me dijo: “le diré a la directora de noticias que te reciba y te entreviste.” Fue así como empezó toda esta historia.

Los sueños hay que trabajarlos. Cuando verdaderamente quieres algo, quieres alcanzar una meta, puedes y debes pedir ayuda, consejos y rodearte de los que tienen más experiencia. Hay oportunidades que se presentan solo una vez, y si es lo que estabas esperando o soñando, simplemente…atrévete.

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